El papel del profesorado


Hemos dicho en alguna ocasión que el cambio no está en los medios, sino en los profesionales del sistema educativo. Por encima de leyes educativas cambiantes y de la costumbre docente se impone la pedagogía del sentido común, que no está basada en la repetición de modelos magistrales y memorísticos que nosotros mismos aprendimos (y sufrimos) cuando éramos estudiantes, sino en aulas abiertas a la vida donde la realidad no es un obstáculo sino un aliciente y el libro de texto no es un muro que impide mirar por la ventana ni el currículo un impedimento para un aprendizaje que tiende hacia la vida adulta y activa y no a la participación en saber y ganar.

Un aprendizaje que construye significados personales y compartidos en la mente de unos alumnos que no sólo adquieren información sino que desarrollan habilidades para seleccionarla, organizarla e interpretarla y establecen conexiones significativas con sus conocimientos previos. Alumnos que, en fin, aprenden a aprender y a emprender, para desarrollarse personalmente y desarrollar lo colectivo. Por eso aprenden juntos, en equipos cooperativos y se hacen más responsables, autónomos, integradores e integrados.

Una propuesta cooperativa, constructivista, creativa, textual (lectora y escritora) y tecnológica, que utiliza Internet para construir aprendizajes significativos porque Internet y todo lo que venga después pertenecen al mundo real y al mundo futuro para el que se preparan. Transformar la información en conocimiento implica analizarla, relacionarla, criticarla, transferirla y aplicarla.

¿Y nosotros? Sencillo, como decía al principio: a ser profesionales del sistema educativo, a aproximarnos al estilo docente que nos reclama: a abandonar nuestro protagonismo cediéndolo a los alumnos; a cambiar el papel de transmisores de conocimientos por el de mediadores entre la información y el conocimiento, el contenido y el aprendizaje de los alumnos.

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